Origen Deka

Cuándo empezó todo?

Unos años antes de casarme (por 1996) me enamoré de la cerámica. Fue un amor interrumpido (el de la cerámica aclaro!) Apenas compré mi torno, nos mudamos a la bella Italia y ahí lo tuve sin usar, al igual que en Venezuela, donde el trabajo como diseñadora gráfica, mi otra pasión, me absorbía por completo, si bien el contacto con muchos artistas y ceramistas me inspiraba profundamente.

Tras unos años volvimos a la Argentina (y yo a la cerámica). Y a la vez, me estrené en la maternidad, lo que me trajo un vuelco inesperado. Con un bebé cambió, no sólo mi estilo de vida, sino mis intereses y me orienté más hacia la psicología, pero eso ya es otro cantar.

Y en ese momento, en una feria, descubrí unos collares bellísimos en cerámica. No me acuerdo si era porque no tenía plata o no tenía tiempo, pero resulta que no compré nada y nunca más los vi!!! Así fue que después de muchos años terminé haciendo yo lo que no conseguía en ningún lado y ya ni recordaba haber visto.

Esta idea recién maduró en México, nuestro siguiente e inesperado destino. Mientras tanto, la familia había aumentado a una hija más, y un perro y un gato, a quienes también les tocó hacer la mudanza.

Y ahí, en México, fue donde me reencontré con la cerámica por tercera vez (aparte de formarme y dedicarme a la psicoterapia). Estilos y técnicas tan diferentes, mi regreso al torno después de muchos años, gres y rakú, exposiciones y ventas, una maestra y un grupo de artistas inspiradoras: es imposible de resumirlo todo en pocas palabras. En síntesis, fueron años muy intensos, como lo son los vibrantes colores en los mercados de artesanías y los trajes típicos de cada región mexicana. Todo esto, sumado a las fiestas y tradiciones, los paisajes y ni hablar de toda la gente querida, dejaron una impronta imborrable en mí.

Tras mi segundo retorno a la Argentina, esta vez con otra profesión, armé mi propio taller y me especialicé en joyería en cerámica.

A modo de tributo, esta serie que lanzo lleva los nombres de lugares mágicos y muy significativos para mí, empezando por Veracruz, puerto que nos acogió durante 5 años con los brazos abiertos y que nunca solté del todo.